Yo tengo que reconocerlo: soy un fan del festival de Eurovisión. Me lo paso chupi guay viéndolo, y bailo en cantidad. También comento las canciones junto a Joaquín Luqui, espatarrados en el sofá, bebiendo limonada y comiendo palomitas. Espero hacerlo en el futuro con Uribarri, y que me pronostique los votos y esas cosas que ya hace por la tele. Pero como yo todo lo sé, soltaré un "jaja" cuando la espifie.
El caso es que el sábado estaba viendo el festival, cómo no, y cuál fue mi sorpresa al ver el número musical de Francia. El título de la canción era Divine, y el número empezaba con un coro de chicas aparentemente disfrazadas de aquí el menda, para a continuación aparecer alguien clavadito a mí en un coche de golf y con una pelota de playa que representaba el planeta Tierra.
El caso es que el sábado estaba viendo el festival, cómo no, y cuál fue mi sorpresa al ver el número musical de Francia. El título de la canción era Divine, y el número empezaba con un coro de chicas aparentemente disfrazadas de aquí el menda, para a continuación aparecer alguien clavadito a mí en un coche de golf y con una pelota de playa que representaba el planeta Tierra.
¡Ay mi Santa Madre! Joaquín Luqui me miró con cara extraña y, mientras GOZÁBAMOS de ese espectáculo tan divino, pensó lo mismo que yo: ¿Estaría mi don de la omnipresencia haciendo de las suyas? ¿Habría perdido el control del mismo?
Tras acabar la actuación (no quise perdérmela), llamé a mi padre, que Él todo lo sabe, para preguntárselo. Es cierto que yo también todo lo sé, pero cuatro ojos divinos ven más que dos. Me dijo que tranquilote machote, que mis poderes estaban todos normales y corrientes, y que lo que acababa de aparecer por la televisión era un mortal imitándome (a la perfección, estuvimos de acuerdo mi padre, Joaquín Luqui, y yo).
En fin, ahora comprendo cómo se siente el vulgo cuando fuma demasiado y flipa viendo a mi Santa Madre entre matorrales.
Tras acabar la actuación (no quise perdérmela), llamé a mi padre, que Él todo lo sabe, para preguntárselo. Es cierto que yo también todo lo sé, pero cuatro ojos divinos ven más que dos. Me dijo que tranquilote machote, que mis poderes estaban todos normales y corrientes, y que lo que acababa de aparecer por la televisión era un mortal imitándome (a la perfección, estuvimos de acuerdo mi padre, Joaquín Luqui, y yo).
En fin, ahora comprendo cómo se siente el vulgo cuando fuma demasiado y flipa viendo a mi Santa Madre entre matorrales.