viernes, 27 de julio de 2007

El predicar se va a acabar

¡Queridos hijos míos! ¡Alabados seáis y que mi Santo Padre os tenga en Su Gracia!

Hoy me he levantado con el pie izquierdo. En el Cielo también es verano, ¿sabéis? Y hace mucha calor. Tanta calor que no he podido casi ni dormir, porque los seres divinos también dormimos, ¿eh?, y si no preguntadselo a Donald Trump, que ahí lo tenéis, a vuestro alcance, y os responderá.

Tras levantarme, desayunar, y aguantar al plasta gordo cabrón de Elvis Presley berreando una de sus antaño bien cantadas canciones (el mes que viene hará ya treinta años que está aquí dando la lata), me conecté a Internet desde el PC de Papá, que tiene una conexión de velocidad ilimitada que va de perlas y que se te bajan pelis en un abrir y cerrar de ojos (¡que para algo es el Altísimo!), moderé los pocos comentarios que mis hijos habían dejado en el anterior mensaje a éste, y me di una vuelta por Youtube, ese último gran invento del Hombre que tanto os gusta a vosotros, como a nosotros (Papá se pasa el día viendo videoclips antiguos de Backstreet Boys, que le gustan mucho, pese a lo pecadores que son). Y precisamente dando una vuelta por Youtube, encontré un video de un hermano vuestro, pequeño, muy pequeño, llamado Israel Natan, y que al parecer es un presunto predicador de la Palabra de mi Padre.

He aquí el video, de tantos otros:


Yo, es que lo flipo.

A veces me pongo a observaros desde aquí, que se ve todo muy bien, y me pregunto en qué estaba pensando mi querido Padre en daros el don de la inteligencia.

Israel acierta en que sois creación de mi Padre, que todo lo puede, pero se equivoca al afirmar que no sois evolución (de otras criaturas creadas por mi Padre, en igualdad absoluta en todo lo imaginable al Hombre). No porque lo seáis, que lo sois, sino porque el hermano Israel, al igual que los hermanos que le rodean y aplauden, aprovando su erróneo mensaje, no ha sido testigo directo de vuestro origen, como sí lo fui yo, y mi Padre.

Además, desprecia a los que no opinan como él, escupiendo sobre mi nombre, mis hazañas y enseñanzas sobre la Tierra, hace ya la tira de tiempo. Mi más primordial, y el último mandamiento que di a conocer a mis discípulos, para que lo predicaran allá donde estuvieran, fue que os amárais los unos a los otros: que amáseis a los demás tanto como deseéis que os amen a vosotros. Y así peca el pobre Israel.

Otra cosa que me da mucha rabia, es que Israel es muy pequeño para opinar sobre estas cosas, y es un claro ejemplo de manipulación religiosa de los adultos hacia los infantes. Una vez dije, "dejad que los niños vengan a mí", pero no, "obligad a los niños que vengan a mí". Cada ser tendría que descubrirme a mí, o a mis compañeros de trabajo (Buda, Mahoma, Obi-Wan Kenobi...), por ninguna influencia exterior, sino por voluntad propia, y a la edad adulta, cuando se tiene más dominio de la razón.

Así pues, queridos hermanos, con todo este rollazo os quiero decir que hagáis oídos sordos a todos aquellos que dicen hablar en nombre de Dios mi Padre, y a todos aquellos que citen como única referencia y dogma a unas escrituras arcaicas y absolutamente artificiales; pues la Voluntad de Dios, y la mía, no sale de las bocas de los predicadores de poca monta, ni está escrita en ningún libro: os la dicta vuestro corazón, vuestra conciencia.

- Mmm, me he pasado de serio, ¿no?
- ¡Jesúuuuuuuuus! ¡Pon la mesa!
- ¡Un segundo, Pa, que estoy escribiendo en el blog!
- ¡Deja esas gilipolleces y ven a poner la mesa, que Yo tengo hambre, y nuestros invitados también!
- ¡Está bieeeeen! ¡Ya voooooy!

Emmm, mi Padre tiene mala hostia (coño, he blasfemado... ¡diablos, he dicho coño! ¡He vuelto a blasfemar! ¡Ah, he vuelto a decir co... y encima he dicho dia...! Vaya día...), y encima se duplica cuando tiene hambre, así que no voy a hacerle esperar y voy a poner la mesa.

Que no me gustaría que Japón pague las consecuencias con más terremotos.

¡Alabados seáaaaais...!

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